AYUDA MUTUA

ECONOMÍA SOLIDARIA



1-Economía solidaria
“La economía solidaria, es un enfoque de la actividad económica que tiene en cuenta a las personas, el medio ambiente y el desarrollo sostenible y sustentable, como referencia prioritaria, por encima de otros intereses. La economía solidaria en sus formas más diversas es una manera de vivir que abarca la integralidad de las personas y designa la subordinación de la economía a su verdadera finalidad: proveer de manera sostenible las bases materiales para el desarrollo personal, social y ambiental del ser humano. La referencia de la economía solidaria es cada sujeto y las comunidades creadas desde las iniciativas sociales, por lo que no se la identifica según los beneficios materiales de una iniciativa, sino que se define en función de la calidad de vida y el bienestar de sus miembros y de toda la sociedad como sistema global. La economía solidaria, en el marco de la tradición de la economía social, pretende incorporar a la gestión de la actividad económica, los valores universales que deben regir la sociedad y las relaciones entre toda la ciudadanía: 

Equidad, Justicia, Fraternidad económica, Solidaridad social y Democracia directa. 
Y en tanto que una nueva forma de producir, de consumir y de distribuir, se propone como una alternativa viable y sostenible para la satisfacción de las necesidades individuales y globales y aspira a consolidarse como un instrumento de transformación social. Conocer más: http://www.economiasolidaria.org/carta.php
2-¿Pueden juntarse la economía y la solidaridad?
      “Economía de solidaridad es un concepto que si bien apareció hace pocos años está ya formando parte de la cultura latinoamericana. Cuando empezamos a usar esta expresión y en 1984 publiqué el libro Economía de solidaridad y mercado democrático, pude observar la sorpresa que provocaba asociar en una sola expresión los dos términos. Las palabras "economía" y "solidaridad", siendo habituales tanto en el lenguaje común como en el pensamiento culto, formaban parte de "discursos" separados. "Economía", inserta en un lenguaje fáctico y en un discurso científico; "solidaridad", en un lenguaje valórico y un discurso ético. Rara vez aparecían los dos términos en un mismo texto, menos aún en un solo juicio o razonamiento. Resultaba, pues, extraño verlos unidos en un mismo concepto”.
       “La separación entre la economía y la solidaridad radica en el contenido que suele darse a ambas nociones. Cuando hablamos de economía nos referimos espontáneamente a la utilidad, la escasez, los intereses, la propiedad, las necesidades, la competencia, el conflicto, la ganancia. Y aunque no son ajenas al discurso económico las referencias a la ética, los valores que habitualmente aparecen en él son la libertad de iniciativa, la eficiencia, la creatividad individual, la justicia distributiva, la igualdad de oportunidades, los derechos personales y colectivos. No la solidaridad o la fraternidad; menos aún la gratuidad”. Conocer más: http://www.luisrazeto.net/content/la-econom%C3%ADa-solidaria-concepto-realidad-y-proyecto
3-Ayuda mutua
“La ayuda es algo que favorece a la consecución de un propósito. Puede provenir desde nosotros mismos (ayuda mutua) de objetos externos (por ejemplo un bastón o un audífono) o de otros individuos (perro lazarillo, asociaciones de beneficencia). Cuando la ayuda es mutua, se produce una interacción, un feed back entre quien recibe la ayuda y quien la da, intercambiándose continuamente los roles en una cooperación recíproca, cooperativa y solidaria”. Conocer más:
http://deconceptos.com/ciencias-sociales/ayuda-mutua

4-El reino de Dios y su justicia (Evangelio de liberación)

“Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer el bien y de la ayuda mutua no os olvidéis, porque de tales sacrificios se agrada Dios”. (Hebreos 13: 15, 16).
Pablo, apóstol de los gentiles (que no de los judíos) nos pide tener una religión que no solo se gaste (sacrificios) en conciertos de alabanzas, sino también en obras sociales. No de limosnas esporádicas, sino de estar preparados como si Cristo regresara hoy, no dejando de hacer planes y ejecutarlos como si fuésemos a vivir cien años más y aprovecharlos para establecer su reino de justicia y resolver el desempleo, la pobreza y el hambre.

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